El encuentro vino y se fue. Como un sueño o como algo que nunca existió mas que en las memorias de aquellos que los vivimos, los sentimos y lo disfrutamos desde todos los puntos posibles de vista. Hay quienes lograron salvarse a si mismos, condenando a otros, o mal interpretando las intenciones para tranquilizar sus conciencias. Otros, lograron sueños y se sintieron dioses adorados por las letras que salían de sus labios. No dabría decir en qué lugar cayeron mis expectativas. Pero puedo decir que todas ellas fueron cumplidas, y lograron llegar más allá de ellas.

No me gustaría decir esto o aquello, mas que lo que yo sentí dentro de este evento. El cariño de miles de voces que se unieron con el fin común de aliviar las lágrimas sacadas por la violencia que a todos nos pega, con un estandarte llamado ciudad Juárez, ciudad de oro, ciudad de desvelos. Ciudad que huele a tabaco, a antro, a cerveza caliente, y a sexo. Una ciudad que se vive de sus jóvenes, de la maquila, de los burritos y la manzanita california. Miles de poetas recorrieron sus calles sin saberlo y miles de letras bailaron ante el calor de Septiembre. Miles de pensamientos. Miles de amores.

Sobra agradecer a mis compañeros por tal logro. Agradecer a los chicos voluntarios, a los escritores que viajaron, a los comiqueros que hicieron sus talleres, a los que ofrecieron sus espacios y tiempos, a los niños, a las mamás y papás de esos niños que los llevaron a los eventos... Un segundo encuentro que no se olvidará, que quedará tatuado y que recordaremos. 

Se acaba la luz. Se apagan las velas. Es hora de dormir.

Yuvia Cháirez
Septiembre, 2012

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