Los Domingos, luego del juego,
el coach nos llevaba a tomar una nieve (cuando perdíamos) o a comer elotes tatemados
(cuando ganábamos) al Borunda. Y como en mi casa no comíamos bien, pues
yo siempre era bien chingón para ganar y comer elotes, ¿verdad? Porque yo
siempre fui muy bueno como short-estop y como bateador, siempre las aventaba
por el centro y hasta afuera. El equipo lo entrenaba primero Eduardo Aleman
Cruz, que fue de las Ligas Mayores Nacionales, jugaba con los Diablos Rojos en
sus buenos tiempos y luego Herón Anota, que le decían el Chino porque parecía
chino. ¿Nunca te conté de cuando ganamos el campeonato? Pues ai’ tienes tú que
en el segundo juego cometí un error mental y en vez de tirarla a primera para
meter el out en doble play como siempre, la tiré a segunda y entró la del gane.
Estaba tan enojado el coach que no me metió a jugar al siguiente juego. Yo
estaba bien encabronado, porque les había jugado toda la temporada y se siente
re-gacho que te digan la Muralla porque rolita elevada o por tierra que pasaba
por donde yo estaba no pasaba de ahí y tú ahí sentado en el juego gueno. Pos
andale que en el último out, casa llena y que era el único que quedaba. Pos me
metió que para que le diera un toquecito, y primera rolita, y de foul, segunda
rolita y de foul y ya sabes q la tercer rolita de foul es un estraik, pues
volteo a ver al coach para ver qué me manda y me me manda a la chingada con un
“¡HAS LO QUE QUIERAS!” y pos se siente re-gacho que te manden a la chingada con
tu familia ahí, así que me enojo más y que el picher , el Flaco Pérez, me manda
una elevadita curvita, como me gustaban y nomás se oyó hueco cuando la saqué
pa’ juera. Me cargaron en hombros, ai’ anda la foto … pero yo estaba bien
enojado porque no me habían metido a jugar…¿Nunca te platiqué cómo me indujeron
al vicio? Nos acabábamos de mudar a la Bellavista y mi amá me había llevado a
cortar el pelo con el barbero y me lo dejó así con el gallito de aquellos
tiempos, todo pelón y yo con mi gallito de niñito cagón, y no me gustaba pero
ni modo de decirles que no me gustaba y se siente re-gacho estar todo
mortificado con un mal corte de pelo en un barrio nuevo. Pero ahí estaba
sentado afuera cuando vi que estaban jugando los muchachos grandes del barrio
al beis -- que yo no lo conocía y se me hacía bien raro, pero bueno. En una de
esas pegaron una rolita por el centro y me pegó en los zapatos. Era una pelota
hecha de medias, toda mal hecha y mal cocida pero que cumplía con su cometido.
Cuando la tomé en mi mano fue como tomarle la mano a Dios: supe que esa bola y
yo deberíamos estar juntos, deberíamos ser uno, nos debimos de haber conocido
desde antes.
-
¡Eh, Pelón! ¡Tírala!
Yo
miraba para todos lados hasta que me cayó el veinte de que el "pelón"
era yo --- y luego de aventarles la bola, me invitaron a jugar todos los días y
Pelón se me quedó hasta la Preparatoria, cuando jugaba centro en el equipo de
básket... y era bueno, ¿eh? En el básket y en el beis era buenísimo. Y en el
barrio lurgo me decían el Chubby porque me parecía al Chubby Checker y sabía
bailar re-chido el twist. Pero te decía que yo era bueno porque comíamos elotes
en el borunda después de ganar un partido. Creo que la única vez que comíamos
bien luego de los elotes era cuando me ponía a trabajar en la tienda de mi tío
Chuy --- nos mandaba los kilos de carne que les sobraba en la semana y si no
iba a trabajar se los daban a los perros y se siente re-gacho saber que estás
comiendo frijoles por cuarta vez en la semana porque no pudiste ir a trabajar
por la carne de la tía y te imaginas a los pinches perros atragantándose de
carne y tu te vas hambriento a la cama. Por eso trabajaba luego de salir de la
escuela y entre descansos hacía la tarea y el viernes me iba a practicar al
beis.
¿Sabías
que fuimos los primeros equipos en Juárez con un uniforme profesional en la
liga infantil? Yo estaba bien emocionado porque me veía como el Babe Ruth en mi
uniforme de los Gallitos --- tanto que se me olvidó la ropa en el camión, con
todo y zapatos nuevos que me acababan de comprar en el chuco. No tuve de otra
mas que usar los zapatos del beis para ir a todos lados porque no teníamos para
comprar zapatos a cada rato. Creo que tu madre y yo vivimos el mismo trauma de
los zapatos por eso a cada rato les queremos comprar zapatos a tí, a tu hermana
y a tus sobrinos. Porque se siente re-gacho ser bien guenero pa'l beisbol.... y
no tener zapatos.
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