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Revolucion Mexicana --- En serio?



Creo que el cartón de arriba lo dice todo.

Revolución Mexicana. A 99 años de que se inicia la lucha por mejorar las condiciones de vida de los Mexicanos, nos venimos preguntando para que chingados se hizo si seguimos viendo las mismas condiciones. Los agricultores, campesinos que sangran en nuestro país, viendo sus derechos pisoteados, sus sueños mal logrados, siguen preguntándose hasta cuando van a dejar de pasar hambre, miseria y desconsuelo ante una sociedad que se niega a ver lo que tiene frente a sus narices. La ola de violencia que vive nuestra ciudad nos hace pensar en cual es el motivo de celebración cuando las balas llueven y matan a personas inocentes, o cuando los asesinos sin escrúpulos se ponen a matar frente a una escuela primaria, en donde nuestros niños, el futuro de este país, aprende que para sobrevivir no es necesaria una educación, sino tener acceso a un arma, saber apuntar y disparar sin pensar en las consecuencias.

Rescato el comentario en la nota de OPINIÓN del Diario Digital escrito por Sergio Sarmiento...

La Revolución

Sergio Sarmiento
Periodista y Analista Político | 19-11-2009 | 23:16 | Opinión

“No puedes hacer una revolución con guantes de seda”
Josef Stalin


Distrito Federal– A los mexicanos nos gusta celebrar los grilletes que nos impiden avanzar. Por eso cada 20 de noviembre festejamos el inicio de una Revolución que no sólo dejó un trágico saldo de muerte y destrucción a lo largo años sino que con el paso del tiempo creó los lastres que nos han impedido construir un país más próspero.
Los políticos mexicanos defienden el mito de la Revolución porque de él han vivido durante mucho tiempo.

De hecho, les ha servido de excusa para saquear al país. Durante décadas han justificado sus acciones y los impuestos que nos cobran a los mexicanos por una supuesta labor social surgida de la ideología revolucionaria. Pero a un siglo de distancia del triunfo de la lucha armada, México sigue siendo un país pobre y su distribución de la riqueza es una de las peores del mundo. En buena medida la culpa es del sistema político surgido de la Revolución.

Los gobiernos mexicanos del último siglo han querido presentar la presidencia de Porfirio Díaz como un tiempo de desastre económico y explotación.

Los datos históricos, sin embargo, nos revelan que se trató más bien del primer período de crecimiento sostenido en el país desde la Colonia.

No hay duda de que don Porfirio presidió un régimen autoritario, pero autoritarios han sido también los gobiernos surgidos de la Revolución. La lucha armada no nos trajo nada mejor.

Muchos políticos e historiadores defienden la Constitución de 1917 como el anhelado fruto del sacrificio de la Revolución.

Es el fin que justificó los medios de siete años de guerra y saqueos en que distintos grupos armados se disputaron el país.

Pero la Constitución del 17 no sólo traicionó los principios liberales de la de 1857, sino que además se ha convertido en un lastre permanente en los intentos por construir un país más próspero.

La carta magna del 17 es con frecuencia presentada como la primera “constitución social” del mundo.

La verdad es que ha destruido riqueza, ha impedido la inversión productiva y ha empobrecido a los mexicanos.

La distribución de la riqueza, por otra parte, no parece ser hoy significativamente mejor que la de tiempos de don Porfirio. México se ha quedado estancado durante mucho tiempo, mientras que otros países que eran más pobres que el nuestro, como Corea del Sur, nos han rebasado de manera contundente.

Quizá es porque ellos nunca tuvieron una revolución que les impusiera una “constitución social” que impidiera su desarrollo y aumentara su pobreza.

Cuando en una ocasión se le preguntó a Zhou Enlai, quien durante décadas fue primer ministro de la China comunista, cuál era su opinión sobre la Revolución Francesa, él respondió: “Es demasiado pronto para saber.” Si bien nadie puede negar el sentido filosófico de la respuesta, hoy podemos darnos cuenta de que quizá no quería saber.
Mao Zedong y Zhou Enlai consideraban a la Revolución Francesa de 1789 como un antecedente ideológico de su régimen. Se negaban a reconocer que la dictadura que ellos encabezaban empobreció de manera brutal a su país.

Millones murieron de hambre como consecuencia de la colectivización de las granjas y del desplome de la producción.

Si bien los líderes chinos afirmaban, como los mexicanos ahora, que el suyo era un “régimen social”, el despegue sólo vino después de que China adoptó un sistema de libre mercado.

A 100 años de distancia nuestros políticos son bastante más hipócritas.
No nos dicen que es demasiado pronto para juzgar la Revolución Mexicana. Afirman, contra todas las evidencias, que ha sido un verdadero éxito. Se niegan a aceptar que fue el inicio de un régimen que, lejos de ser social, ha mantenido a millones de mexicanos en la pobreza.

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