El Fin del Mundo
Yuvia H Chairez
A los compañeros de Veterinaria
6:30 a.m.
¡Ay, qué pinche cruda!
Ese es el saludo de mi cerebro al abrir los ojos. En verdad que nunca antes la cama había estado tan calientita y suavecita como el día de hoy, miércoles, un día de junio.
El primero en decirme “¡Buenos días, güey!” es el tapado escusado del baño. El espectáculo verde-amarillezco que salió de mi boca sólo provocó que le precediera otro espectáculo amarillo-verduzco (‘ora sí que dos horas de variedad continua). Un poco de agua y la imagen es la misma. “A ver”, de digo a manera de regaño, “¿dónde quedó el espíritu de la fiesta de anoche?”. “¿Qué no se acaba de ir por el resumidero en forma de guacareada verde?”, me respondo, a regañadientes. Hoy no me aguanto ni yo y eso que apenas son las 6:30 a.m.